Votar es derecho y deber legítimo de cada ciudadano vietnamita
El presidente Ho Chi Minh ejerce su derecho el 27 de abril de 1969 para las elecciones de los consejos populares en la circunscripción número 1, en Hanói. (Foto: VNA)

La Revolución de Agosto de 1945, liderada por el Partido Comunista de Vietnam, trajo al pueblo de este país lo que nunca antes se imaginaba que tendría, como el derecho a votar y presentarse como candidato. La primera Constitución nacional, aprobada el 9 de noviembre de 1946, aclaró que todos los vietnamitas mayores de 18 años de edad, salvo las personas con problemas mentales o privadas de sus derechos civiles, tienen derecho a votar. Mientras, estableció que los candidatos debían ser ciudadanos mayores de 21 años de edad y saber leer y escribir el idioma vietnamita.

Estos derechos siguieron siendo consagrados en las versiones posteriores de 1959, 1980 y 1992 de la Carta Magna. Mientras, la Constitución vigente, de 2013, establece en su artículo número 27 lo siguiente: “Los ciudadanos de 18 años de edad en adelante pueden votar y a partir de los 21 años, pueden presentarse como candidatos a la Asamblea Nacional y los Consejos Populares. Su ejecución está estipulada por ley”. De esta manera, Vietnam siempre promueve el derecho legal de las personas a votar y presentarse como candidatos a las elecciones legislativas, que evidentemente va de la mano con los deberes y las responsabilidades que asumen como ciudadanos. Pues, movilizarlos a no participar en las votaciones, es sinónimo de violar la ley, así como los derechos y deberes legítimos de la población en la materia.

La realidad demuestra lo democrático e igualitario del proceso comicial en Vietnam. El sistema electoral de este país nació después de la fundación de la República, con el sufragio universal, igualitario, directo y secreto. En este sentido, los ciudadanos votan a quienes les representan en los organismos electos desde las bases hasta el nivel central. Este sistema, altamente estimado por la comunidad internacional, garantiza que la cantidad de personas elegidas se corresponda con la de votantes de cada localidad.

Siendo un país pluriétnico, con 53 minorías étnicas, el Partido Comunista y el Estado de Vietnam siempre prestan mucha atención a los derechos de los pobladores de estas comunidades. La vigente Ley de Elecciones del Parlamento y los Consejos Populares establece que la cantidad de candidatos étnicos a la Asamblea Nacional determinada por su Comité Permanente según la propuesta del Consejo Étnico del Parlamento, debe representar el 18% del total de aspirantes oficial. En realidad, en los últimos años, el porcentaje de diputados étnicos en el Legislativo siempre ha sido más alto que el de las minorías étnicas sobre la población nacional. En la XI legislatura, los escaños ocupados por ciudadanos étnicos representaron el 17,2% y en la XIV, el 17,3%, en relación con la tasa del 15% de las 53 minorías sobre la población de Vietnam.

Por otra parte, la referida norma también indica que el número de mujeres presentadas como candidatas a la Asamblea Nacional por su Comité Permanente sobre la base de la propuesta del Presídium del Comité Central de la Unión de Mujeres de Vietnam debe garantizar una tasa de al menos un 35% de la lista oficial de féminas aspirantes al Legislativo. Esto es conforme a la tendencia progresista de elevar el empoderamiento de la mujer. Según un informe del Fondo de Desarrollo de las Naciones Unidas para la Mujer (Unifem), la presencia de diputadas en las últimas legislaturas en Vietnam es mayor que en muchos otros países de la región del Sudeste Asiático y el resto del mundo.

El Estado de Vietnam es del pueblo, por y para el pueblo. La población ejerce su derecho ciudadano eligiendo los órganos del poder estatal. Mediante sus votos, los vietnamitas eligen a quienes representan su voluntad, sus aspiraciones y sus derechos para que ejerzan el poder estatal en su nombre y contribuyan a establecer un aparato estatal encargado de las actividades de gestión de la sociedad. Son conscientes de que votar es un derecho y un deber sagrado de cada ciudadano. Por lo tanto, será difícil frustrar la fiesta electoral del pueblo vietnamita el próximo 23 de mayo.

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